22 marzo, 2012

Fottus


A simple vista, un hermoso anillo plateado con una magnífica gema contrastable con una perla de un blanco mortecino. Esta piedra, de mágica redondez, alberga una energía luminosa sobrenatural capaz de henchir al ectoplasma y propiciar su explosión, condensando así el viaje del fantasma al Más Allá. No obstante, el poder que robustece el fottus no puede aflorar a menos que una fuerza ectoplasmática lo estimule; por ende requiere de un fantasma eyector, que enardezca la carga luminosa y de otro, víctima, que en su inminencia atraiga la descarga. Cuando se congregan en la acción estos protagonistas, la opacidad de la piedra fottus se disuelve en un brillo cegador, que tiene un radio de incandescencia de cinco metros hasta el espectro rebelde; sin embargo, este fulgor solo es perceptible para entes fantasmales.


El aro de plata es tan ordinario como una joya humana, pero la roca engastada en él abriga un poder idéntico al que visualiza los rayos solares. En el resplandor solar viaja la energía Ionfus, que desintegra al ectoplasma en este mundo y lo transporta al Más Allá, o mundo del Koven. El fottus pretende imitar a la energía ionfus y, en cierta medida, lo consigue, pues también registra huellas de ionfus en su seno.


El fottus no es más que una pieza de Fottusenz purificado. Este, una piedra de color blanco y poder inimaginable, se encuentra en las Minas Solares del Koven, en ingentes cantidades; estas minas son su único yacimiento en todo el universo del Koven. Sin embargo, la energía del fottusenz es inmensurable y el total de sus cualidades, indeterminadas. Tiene la sorprendente facultad de succionar el ectoplasma y aprisionarlo eternamente. En su matriz habita la energía ionfus, pero en su estado volátil, esto es, en su forma primitiva; al purificarse, se disocia su carácter absorbente y se destila la carga de ionfus que servirá a la tarea del fottus en el Ishven. Por lo tanto, el fottus viene a ser un fottusenz domesticado.


Luego de la depuración, en manos de los hechiceros de La Pirámide, fantasmas peritos en el arte de los fottusenz, se obtiene una gema informe, que se pule y amolda meticulosamente hasta conferirle la fisonomía de una canica. Esta misión se le asigna a los doctores de La Pirámide, espectros versados en el control de energía luminosa. Finalmente se le expone a un baño de Frux, en la laguna del mismo nombre, junto al Receptor que empatizará con dicho fottus. El espíritu mágico de esas aguas fusionan la esencia de ambas materias, de modo que sean compatibles.


En el Más Allá, el fottus no ilumina a ningún fantasma, pero tan pronto arriba a este mundo, cualquier ser ectoplasmático próximo a este corre peligro. Por tanto, se le guarece en un joyero y se le entrega al Supervisor que viajará al Ishven a reclutar al Portador. Al aceptar la Misión, el portador se calza el fottus por primera vez e inmediatamente transporta al receptor, desde el Koven, hasta su cuerpo. Cuando el fottus entra en contacto con el humano, cambia su condición y hay quienes creen que ese humano, ahora ensalzado como portador, nunca respirará igual que un humano común y corriente, ajeno a la misión.


Al presente, el fottus es el medio de cacería de todo portador. Produce la fusión entre humano y receptor, y ha sido bautizado como el corazón del Portador de fantasmas.


* La sortija que se muestra arriba es referencial; la imagen ha sido tomada aleatoriamente de la web.

No hay comentarios:

Publicar un comentario