28 marzo, 2012

Bruno Casilla



"[...]

Se colocó nuevamente las gafas y guardó la roca en el bolsillo de su gabardina. Una sonrisa maliciosa flexionó sus delgados labios, y a través de las gafas se logró distinguir su vista encendida en un rojo sangre.

- Muy interesante -finalizó Bruno Casilla."


El telón del primer volumen cae poco después de confrontarnos con un personaje envanecido en incógnitas. Solo dos palabras escapan de sus labios; sus actos son calculados y resueltos, lo que pone al trasluz su pleno conocimiento de la gema que rescata. El parentesco que existe entre Bruno Casilla y el universo fantasmal, que no podría elevar más polvareda de escepticismo dado que el misterioso sujeto va directamente a apoderarse de la roca negra, puede no ser tan previsible para el lector. No obstante, la escena final no enmarca la primera aparición de Bruno Casilla. Este personaje ha hecho de las suyas durante los dos episodios de apertura (Persuasión y Aprendiz), asomando a la vida del vacilante y tembloroso Dave Lang, e inclusive adivinando la locación exacta del portal.


Basta singularizar a Bruno Casilla para sondear sus pasos en escenas previas. No todos los días se aprecia a un humano con la vista ardiendo en rojo, como dos rubíes incandescentes. Las gafas oscuras no ciegan el parpadeo carmesí, Bruno Casilla nos sorprende con una característica innatural. Empero, esta vista roja ha demonizado a otro ser presente en la historia. ¿Alguna pista?


Escarben meticulosamente en las páginas. La existencia de otro personaje con la capacidad de encender en rojo sus pupilas pondrá de relieve la verdadera identidad de Bruno Casilla.


"[...]

El ave permaneció en esa ubicación unos instantes más. Extendió las alas enérgicamente, y sus ojos despidieron un sutil resplandor rojo. Luego, al compás de otro graznido, se hizo al cielo y se perdió a la distancia."


El cuervo ensordece a Dave con sus graznidos y rompe su concentración, provocándole la pérdida temporal de su capacidad de vuelo. Asimismo, el cuervo se paseó por el borde del risco donde se mimetiza el portal, minutos antes de que Juno se entrevistase con Mirón por primera vez. Ese cuervo encuentra la gema negra de Adamari Portalis. Ese cuervo, bajo otra forma. Con aspecto humano. ¿O en el cuerpo de un humano? Por gracia de algún conjuro, el cuervo se antropomorfizó como Bruno Casilla. ¿De qué manera? Cabría esperar para averiguarlo.


Su naturaleza, así como su propósito en el Ishven, son desconocidos. ¿Será fantasma o humano con dotes sobrenaturales? ¿Qué busca con el portador Saintus? Y, principalmente, ¿para qué desea el fottusenz negro de Adamari Portalis? Si le pareció una prenda interesante, es porque alguna misión le reserva a esa roca.

Bruno Casilla tiene mucho papel que desempeñar en la vida de Dave Lang. Amigo o adversario, será fantástico poder seguirle las huellas a este místico ser que llegó para nutrir el ya vertiginoso hemisferio Portador de fantasmas.

22 marzo, 2012

Fottus


A simple vista, un hermoso anillo plateado con una magnífica gema contrastable con una perla de un blanco mortecino. Esta piedra, de mágica redondez, alberga una energía luminosa sobrenatural capaz de henchir al ectoplasma y propiciar su explosión, condensando así el viaje del fantasma al Más Allá. No obstante, el poder que robustece el fottus no puede aflorar a menos que una fuerza ectoplasmática lo estimule; por ende requiere de un fantasma eyector, que enardezca la carga luminosa y de otro, víctima, que en su inminencia atraiga la descarga. Cuando se congregan en la acción estos protagonistas, la opacidad de la piedra fottus se disuelve en un brillo cegador, que tiene un radio de incandescencia de cinco metros hasta el espectro rebelde; sin embargo, este fulgor solo es perceptible para entes fantasmales.


El aro de plata es tan ordinario como una joya humana, pero la roca engastada en él abriga un poder idéntico al que visualiza los rayos solares. En el resplandor solar viaja la energía Ionfus, que desintegra al ectoplasma en este mundo y lo transporta al Más Allá, o mundo del Koven. El fottus pretende imitar a la energía ionfus y, en cierta medida, lo consigue, pues también registra huellas de ionfus en su seno.


El fottus no es más que una pieza de Fottusenz purificado. Este, una piedra de color blanco y poder inimaginable, se encuentra en las Minas Solares del Koven, en ingentes cantidades; estas minas son su único yacimiento en todo el universo del Koven. Sin embargo, la energía del fottusenz es inmensurable y el total de sus cualidades, indeterminadas. Tiene la sorprendente facultad de succionar el ectoplasma y aprisionarlo eternamente. En su matriz habita la energía ionfus, pero en su estado volátil, esto es, en su forma primitiva; al purificarse, se disocia su carácter absorbente y se destila la carga de ionfus que servirá a la tarea del fottus en el Ishven. Por lo tanto, el fottus viene a ser un fottusenz domesticado.


Luego de la depuración, en manos de los hechiceros de La Pirámide, fantasmas peritos en el arte de los fottusenz, se obtiene una gema informe, que se pule y amolda meticulosamente hasta conferirle la fisonomía de una canica. Esta misión se le asigna a los doctores de La Pirámide, espectros versados en el control de energía luminosa. Finalmente se le expone a un baño de Frux, en la laguna del mismo nombre, junto al Receptor que empatizará con dicho fottus. El espíritu mágico de esas aguas fusionan la esencia de ambas materias, de modo que sean compatibles.


En el Más Allá, el fottus no ilumina a ningún fantasma, pero tan pronto arriba a este mundo, cualquier ser ectoplasmático próximo a este corre peligro. Por tanto, se le guarece en un joyero y se le entrega al Supervisor que viajará al Ishven a reclutar al Portador. Al aceptar la Misión, el portador se calza el fottus por primera vez e inmediatamente transporta al receptor, desde el Koven, hasta su cuerpo. Cuando el fottus entra en contacto con el humano, cambia su condición y hay quienes creen que ese humano, ahora ensalzado como portador, nunca respirará igual que un humano común y corriente, ajeno a la misión.


Al presente, el fottus es el medio de cacería de todo portador. Produce la fusión entre humano y receptor, y ha sido bautizado como el corazón del Portador de fantasmas.


* La sortija que se muestra arriba es referencial; la imagen ha sido tomada aleatoriamente de la web.

16 marzo, 2012

Portales al Más Allá


Un portal al Más Allá es una vía de comunicación e intercambio entre el universo fantasmal (Koven) y el plano humano (Ishven). En el episodio 1 (Persuasión), Mirón llega al Ishven a través del portal instalado en la cima del risco, en la frontera del Margen Norte con el océano. Se presume que, en la actualidad, cada metrópoli alberga un portal dormido, camuflado en zonas remotas o casi inaccesibles al paso humano. Aun si un humano llegase a palpar el radio de energía sobre el cual se abre la puerta, sería insensible a la vibración que esta emana. Solo un ser ectoplasmático podría intuir la localización de un portal, mas no todo ser ectoplasmático puede franquear la puerta. Esta solo puede ser traspuesta desde el Koven, no desde nuestro mundo, y los únicos autorizados para desplazarse entre planos son los supervisores y, excepcionalmente, los receptores.


Existió una época en la que dichos portales al Más Allá se contaban por millones. Estos portales clandestinos, llamados así dado que se descerrajaban indiscriminadamente en cualquier punto de una ciudad, se multiplicaron en tiempos de migración voluntaria, cuando los fantasmas, o almas descarnadas, tenían plena libertad para marchar cuando mejor lo creyesen. Tiempos en los que no había ni portadores, ni receptores, ni supervisores. El Koven de aquellos días era caótico y su organización iba surgiendo tímidamente como un tallo joven que desflora la tierra. No había interés en controlar las cosas que sucedían en el Ishven, pues el Koven mismo era un potro salvaje dando coces fulminantes.


Cuando los primeros intentos de civilización prosperan y se funda La Pirámide, el palacio que concentra todo el poder administrativo del Koven, se gestan los conceptos de Pertenencia y Secretismo. Principios de tal resonancia que prohibían tajantemente a todo espectro residir en el Ishven, a menos que tuviese licencia para ello; así como también condenaban toda acción que alterase la normalidad de la vida humana. Las almas descarnadas debían ser integradas en su nuevo mundo y, en tanto no iniciasen su viaje al Koven, debían permanecer en las sombras de la ignorancia para el conocimiento humano. A partir de ese momento no se tolerarían más fantasmas en el Ishven y, durante el período de despedida, ningún espectro podía trastornar el curso natural de la vida humana.


Un equipo de guías entre mundos fue alistado. Se los bautizó como Portadores. Y se les proporcionó un anillo de naturaleza sobrenatural, llamado Fottus.


Paulatinamente esas puertas ilegales al Más Allá, que tuvieron vigencia durante tantos siglos, se fueron tapiando, de modo que no hubiese más canales de comunicación que los necesarios. En vista de que el Ionfus solar, que regentaba el Sol mismo, tenía el poder de transportar al ectoplasma, en la forma de una explosión sobrenatural, del Ishven al Koven; y de que los portadores llevaban consigo un objeto con cualidades idénticas a las del Ionfus solar, no era sensato mantener abiertas las puertas al Más Allá. Sobre todo con el peligro que suponían los espectros del Koven que ansiaban retomar sus días en el Ishven.

Entre el Koven y el Ishven se clausura toda comunicación directa. Solo los seleccionados podían pasar de un mundo a otro. Así debía ser, por el bien del equilibrio entre planos.


El Fottus cancela la función de los portales al Más Allá. Estos no solo eran ineficaces, sino que también comportaban un peligro para los principios del Koven. Los fantasmas podían abandonar el Ishven atravesando los portales; sin embargo, puesto que nadie se aseguraba de que estos se mantuviesen cerrados, los mismos fantasmas podían regresar al Ishven y así moverse constantemente entre mundos sin el menor reparo.

Hoy en día, luego de la extenuante labor de los Cerrajeros de Lot (fantasmas encargados de cerrar las puertas), pocos portales permanecen abiertos. Son tan ínfimos en número que es casi insólito que un fantasma en el Koven de con la conexión allá, para transportarse aquí. No obstante, es posible que algún portal pueda ser descubierto, y entonces un fantasma malintencionado cruce la pantalla de luz y aterrice en nuestro mundo.


Afortunadamente los portadores están al tanto de eso. Podemos dormir en paz.

¿Cuántos portales del Más Allá habrán existido cerca de nosotros? ¿Será posible que algún espectro diestro en las artes de los fottusenz ingenie un método para descerrajar un portal cerrado? Estemos atentos.

07 marzo, 2012

SÍNTOMAS DE CORDURA: Putin y su corona de espinas


Al igual que el fútbol, la política también desata pasiones. Los resultados preliminares de los comicios rusos, celebrados el último domingo, brindaron un panorama alucinógeno a los compatriotas de Tolstoi. Pocos conseguían explicar las cifras que a boca de urna pregonaban los medios. De nada valía restregarse los ojos, Vladimir Putin reunía el 64% de los votos emitidos, contra un pírrico 17% de su más cercano antagonista, Ziugánov. En el tiempo que toma digitar "auxilio", la noticia sobrevoló el mundo, y Putin se plantó ante las cámaras para difundir su euforia y romper en llanto.

Desde que la democracia se ajustó las correas, y los ciudadanos acogieron el hábito de las urnas, las elecciones fijaron dos posibles destinos a toda jornada de sufragio: alegría y desdicha. Sin que estas se excluyan mutuamente. Mientras que una fracción de los rusos inundan las calles para protestar contra lo que ellos tildan "fraude electoral", otros se agolpan en la Plaza moscovita del Manezh para vitorear junto a Putin este histórico triunfo.

Recordemos que Vladimir Putin, natural de Leningrado y con 60 años a cuestas, había presidido el Kremlin (gobierno ruso) durante el período 2000-2008. En adelante, fue designado Primer Ministro (jefe de gobierno) por el entonces presidente Dmitri Medvédev, ahora voceado como futuro Primer Ministro para la era Putin.

La técnica del "Carrusel", según Serguéi Mitrojin, líder del partido liberal Yábloko, se habría ejecutado durante las elecciones del domingo. Este método de fraude consiste en pasear por distintos colegios electores a un considerable número de votantes para que sufraguen repetidamente en favor del partido gobernante. En este caso, el partido de Putin.
El hallazgo de estas cédulas falsificadas desmantelaría en el acto cualquier gobierno cimentado en engaños.

No solo se ponen en duda los resultados de las elecciones presidenciales, sino también de las parlamentarias. Serguéi Udaltsov, líder del Frente de Izquierdas, anunció que la oposición no parlamentaria se negará a reconocer los resultados. Además, exigirán que se repitan las elecciones, tanto presidenciales como parlamentarias.
El escándalo electoral cobra niveles inesperados.

El día de ayer la voz de 20,000 personas se hizo sentir en la Plaza de Pushkin. Una manifestación de esa naturaleza y con ese propósito nubla de inmediato cualquier intento de penitencia, tal es así que la policía anti disturbios participó en la dispersión de los protestantes, y sofocó eficazmente la cacería de justicia.

Fiel a su costumbre, el gobierno de los Estados Unidos asomó la cabeza tímidamente y solicitó que se lleve a cabo una investigación ardua, para esclarecer las irregularidad que se habrían producido durante los comicios.

Sin más, veamos la primera declaración que ofreció Vladimir Putin al enterarse de su victoria: http://www.youtube.com/watch?v=MbqJg88UEBo

05 marzo, 2012

LEER ESTÁ DE MODA: El Prisionero del Cielo, de Carlos Ruiz Zafón


Tiene un antes y un después; sin embargo, El Prisionero del Cielo (2011) es una impetuosa novela que puede leerse sin que recalemos en el desconcierto.

Es pieza de una fantasía colosal diseñada por el agudo y desenfadado Carlos Ruiz Zafón, el Cementerio de los Libros Olvidados. De uno u otro modo, esta mágica biblioteca instalada en las entrañas de la Barcelona de mediados del siglo XX (el Cementerio de los Libros Olvidados), hace confluir a los diversos personajes que desfilan inermes y ansiosos por cada una de las obras que el autor ha consagrado (la última entrega de la tetralogía sigue siendo un enigma).

Catalán de nacimiento, Carlos Ruiz Zafón saltó a la fama mundial con la publicación de La Sombra del Viento (2001), narración que apertura la serie de El Cementerio de los Libros Olvidados. Su segunda publicación, El Juego del Ángel (2008), transporta a los lectores a otro paraje en la dimensión de sus relatos. Los acontecimientos que aquí se relatan son anteriores a La Sombra del Viento, cuya secuela lógica la constituye El Prisionero del Cielo. Si bien cada una de las novela se puede recorrer y disfrutar de manera independiente, conservan un parentesco que no se llega a intuir cabalmente a menos que se discurra por las tres.

Contemplando el mundo desde dos perspectivas (narrador protagonista y narrador onmisciente), Carlos Ruiz Zafón construye el argumento de El Prisionero del Cielo a partir de Daniel Sempere y Fermín Romero de Torres. El primero, quien nos cuenta la historia, ve desmoronarse su mundo al descubrir una carta que lo lleva a cuestionar la fidelidad de su esposa. Pronto, sus preocupaciones cambiarán de cauce, al ser depositario de una escalofriante confesión que mana furiosa desde los recuerdos de su entrañable amigo, Fermín Romero de Torres.

La novela se desenvuelve en dos períodos cronológicos. De la Barcelona de mediados del siglo pasado (1956), a la Barcelona franquista, embutida en el terror de la dictadura (1939 - 1940). Daniel Sempere nos relata, desde su óptica, las vivencias que inquietan su tiempo, los temores que agobian a todo esposo joven así como la frustración por no conciliar la destreza en el cuidado de su primogénito. Mientras que Fermín Romero de Torres lo guía en un viaje retrospectivo que parte desde su encarcelamiento en la fortaleza de Montjuic, durante el terror franquista, hasta su triste acercamiento a la familia Sempere.
Una nefasta revelación emergerá de los recuerdos de Fermín Romero de Torres, y empujará a Daniel Sempere a la negación no solo de sus memorias, sino también de sus limitaciones morales.

Una fabulación apasionante que se teje con maestría y un carácter extrovertido. La exuberancia léxica del autor endulza cada párrafo y no da espacio a la confusión. Una novela para ser leída sin reposo, digna de los amantes de la buena literatura.